Navegando en familia desde Croacia a Italia

Siempre nos preguntan: y que hacen cuando navegan? No se aburren? Y la respuesta es NO. Amamos deslizarnos en el agua.

A nuestra travesía náutica Med2019 que comenzó en febrero en Kastel Gomilika, cerca de Split Croacia y que por el momento sabemos que su rumbo es llegar en julio a las Islas Baleares, la dividimos en etapas. Mientras navegamos nos encanta descubrir nuevos lugares. Por ahora hemos recalado en 11 puertos de Croacia y 4 de Montenegro.

En esta etapa, desde Tivat Montenegro a Taormina Sicilia, navegaríamos 400 millas con una parada programada para descansar y conocer Santa María de Leuca, ya que es un destino muy solicitado para navegar y donde tenemos homologados 7 barcos en Hostandboat. El lugar no nos defraudó.

Santa María de Leuca, en la provincia de la Apulia, es justo el punto donde se unen el Mar Jónico y el Mar Adriático. Es el extremo sur del taco de la bota de Italia. Es un pueblo de casas blancas, bien mediterráneo. Y justo donde se encuentra su faro, el punto que divide los dos mares, está la Basílica del Santuario de Santa María de Finibus Terrae, construído sobre las ruinas de un templo dedicado a la diosa Minerva, el santuario de Santa Maria de Finibus Terrae (del latín para «al final de la tierra») fue destruido por los asaltantes turcos en varias ocasiones. Tomó su forma actual en 1507 gracias a la noble familia Del Balzo, quien también donó la bella pintura de la Virgen con el Niño sobre el altar mayor. La vista panorámica que tiene este lugar te deja boquiabierto, los mares y ver la caída del sol desde allí, nos encantó.

Pero volviendo a nuestra rutina de a bordo, en este primer tramo navegamos 150 millas. Salimos a las 9 am del domingo 10 desde Tivat y llegamos a Santa María de Leuca el lunes 11 después de almorzar. Estamos en época de exámenes de la Escuela Argentina a Distancia que asiste Pachi por lo tanto nos encontramos dedicados a full a repasar. Pachi se instala con sus útiles y el iPad en el salón o en el cockpit; tiene vedado el acceso a la proa mientras navegamos, a menos que vaya con alguno de nosotros dos. En este viaje, que fue cortito, jugamos bastante tiempo a hacer figuras con las masas de colores, yo pedía un objetivo y ella lo fabricaba.

Jorge estuvo muy enfocado en sentir el barco, ajustar rumbo, trimar velas y mantener su rutina de chequear siempre la temperatura del motor y que salga agua del escape.También hablamos mucho. Las charlas que asoman son muy interesantes, son espacios donde compartimos mucho y pareciera que navegando uno se abre más a comunicarse.

Algunos piensan que de noche dormimos al ancla o que paramos en puertos. Pero en estos viajes no siempre durante la noche paramos a dormir. En este tramo cruzamos el Mar Adriático con más de 500 mts de profundidad, sin tierrra a la vista por 18 horas. Cenamos afuera en el cockpit, tratamos de que sea lo más tarde posible y Pachi luego se va a dormir a su camarote. Y en teoría, comenzamos con los turnos de dos horas cada uno, donde hacemos guardias cuidando el rumbo con el GPS y la carta, si el viento cambia de intensidad o rota, y sobre todo del tráfico marítimo que por esta zona es bastante intenso.

Digo en teoría, porque las primeras 48 horas Jorge me pierde, el mecer del barco produce en mí un efecto cuna, donde duermo sin parar. Por suerte, ninguno de los 3 se marea ni tiene naúseas.

En Santa María de Leuca, nos quedamos un día más de lo planificado, ya que el viento se puso Sur, significando esto viento en contra. Entonces el capitán decidió postergar un día la zarpada. Aprovechamos a pasear, alquilamos un auto y nos fuimos a recorrer pueblos no turísticos. Entramos a varias iglesias, y fuimos al súper a hacer un abastecimiento grande de víveres aprovechando el auto, las dos heladeras de a bordo y el changuito de la marina que nos evita tener que cargar mucho peso durante varias cuadras. Ya que los barcos de visitantes generalmente conseguimos amarras en los primeros pontones, y eso es bien lejos de la entrada.

Ayer partimos a las 9:30 am de Santa María de Leuca, antes habíamos cargado full water los tanques, fuimos a comprar pan recién horneado y facturas para la merienda y Jorge me propuso escuchar la misa que comenzaba a las 8, algo extraño en él, porque no practica ninguna religión. Pero a mí me encantó que quisiera acompañarme y la realidad es que el discurso del cura, a quien por suerte entendíamos perfectamente su italiano, nos gustó a los dos. Era el día de San Antonio de Padua y nos quedó repicando el concepto de la vendetta de Dios y de la pianezza.

Zarpamos con ganas de zambullirnos porque el color del agua era turquesa, parecía una piscina. Durante la mañana yo disfruté de “lagartear “ al sol, como hacía rato no disfrutaba. Dejamos el verano en enero en Angra y recién ahora comenzamos a asomar el calor europeo. Pachi se preparó para el examen oral de inglés y nos fuimos los 3 a la proa con los celulares para grabar su video. Ella debe hablar, de acuerdo a las pautas impartidas por Miss Karina en la plataforma digital , en un video entre 1 a 3 minutos acerca de su YouTuber o cartón favorito . Nos divertimos mucho en esta sesión de filmación.

Al mediodía nos comimos una rica picada con un brie exquisito, y luego los adultos nos turnamos para dormir la siesta mientras Pachi se quedó terminando los exámenes escritos, esta vez son 5 escritos y 2 orales y como son cuatrimestrales , son bastante largos. Mientras navegábamos Tommy los bajo de la plataforma y nos los envió por mail, los imprimimos en la Marina y cuando lleguemos a Taormina debemos enviarlos en un sobre por correo postal junto con la crew list sellada por las autoridades migratorias que certifican que nos encontramos fuera del país.

Por la tarde, nos tomamos unos ricos mates con croissant rellena de crema de pistachos, Pachi me contó de lo triste que se ponía en nuestra vida anterior porque me extrañaba mucho cuando yo trabajaba muchas horas y llegaba muy tarde a casa. Luego comenzó a crear una computadora Apple de cartón reciclado la cual encola con la pistolita de calor, para regalarle a su amiga Violeta.

Mientras navegás, sin la contaminación visual ni auditiva de la ciudad, se propician fácilmente momentos para ser creativos y pensar fuera de la caja. Y así como para navegar conformamos un buen team para hacer maniobras, subir y bajar velas, relevarnos en las guardias nocturnas, etc, este ejercicio nos facilita la coordinación como equipo cuando trabajamos. Ayer con Jorge definimos nuevas acciones  para nuestra empresa HostandBoat.com y comenzamos a darle forma a un nuevo proyecto relacionado con la náutica que estamos soñando y que nos motiva mucho desarrollar, al cual ya le encontramos la forma de monetizar.

Y porque estamos convencidos que a la náutica también hay que agregarle valor y debe hacer su propia transformación digital. Nos quedaron varios TO DOs a los dos, los cuales ejecutaremos cuando lleguemos a tierra y tengamos señal ilimitada de internet. En esta travesía estamos logrando conectarnos con nuestro router inalámbrico en los momentos que nos encontramos más cerca de la tierra, pero la mayoría del viaje no lo estamos, ya que estamos navegando por el extremo sur de Italia a la altura del Golfo de Taranto y estamos a varias millas de tierra.

Hora de la ducha, la cual siempre se valora mucho cuando estás navegando y más cuando tu barco tiene un cómodo box de ducha con agua caliente y por suerte, ya no estabamos tan escorados como el resto del día. Vimos la puesta del sol, y a la noche Jorge cocinó unas ricos sorrentinos de basílico e pinoli con salsa de hongos los cuales comimos en el salón ya que el cockpit estaba húmedo , había caído mucho rocío. Justo antes de la cena y cuando el sol ya había caído, nos visitaron delfines, esta vez ni intentamos filmarlos, los 3 nos quedamos quietos observándolos jugar.

Ayer el día se pasó muy rápido , tanto que ni tiempo tuvimos de escuchar alguna de las playlists que tenemos bajadas de Spotify.

Pero lo más interesante del día fue que navegamos casi todo el día a vela sin necesidad de motor, con un buen ángulo de escora , el viento se prestó y nos regaló una placentera navegación con el único sonido del agua corriendo debajo del casco.

Para cumplir con las 200 millas que separan Santa María de Leuca de Taormina, nos quedan aprox unas 40 horas más de navegación, así que esperamos que se cumpla el pronóstico y podamos navegar con las velas en alto. Nos espera un champagne bien frappe en la heladera para brindar al arribo, tal cómo lo venimos haciendo desde hace 3 años cada vez que concluimos una travesía.