Te imaginás como  es vivir 5 días en el mar sin internet ni tierra a la vista?

Hoy te voy a contar  como lo vivimos nosotros mientras navegamos de Sicilia a Palma de Mallorca.

Hace algunos años atrás, no tantos, cuando despertábamos prendíamos la tele para ver si iba a llover o no, hoy buscamos esa respuesta en el celular. Teníamos anotados los cumples de  amigos más cercanos; hoy saludamos por Facebook a gente que ni siquiera conocemos. Cómo para enumerar sólo dos de los tantos hábitos que hemos modificado estando conectados. Para nosotros que vivimos en el barco, hace más de  3 años ininterrumpidos, navegando por diferentes continentes, océanos y mares, la conexión a internet es algo vital en nuestra vida. Con ella trabajamos, gestionamos y dirigimos Hostandboat desde el mar, le doy clase a Pachi, chequeamos pronóstico algo totalmente necesario para hacer travesías seguras, por supuesto, nos mantiene informados y comunicados con nuestros amigos y nuestra familia. Internet celular  es nuestra única conexión a tierra ya que no tenemos teléfono fijo ni cable ni fibra óptica dado que navegamos en forma constante, amarramos en decenas de puertos y a veces pasamos la noche fondeados en alguna Bella Bahía.

BOATSCHOOLING FAMILIA EN VELERO

Pero no voy a ocultarlo, el vértigo que te puede producir estar embarcados  sin internet ni tierra a la vista, es alto. La primera vez que me embarqué para una travesía larga sentí una sensación parecida a la claustrofobia. Era el tramo desde Lefkada, una isla griega hacia Sicilia sin escalas, 300 millas náuticas. Era mi primera travesía larga, si bien ya llevaba 6 meses viviendo a bordo en Angra dos Reís, la distancia máxima de mis navegaciones hasta ese entonces eran 33 millas. Cuando dejamos de ver Lefkada,  miraba a mi alrededor, solo veía agua y ya no había más conexión a Internet. Quería escaparme, tenía una necesidad  de salir corriendo (nadando?) pero obviamente no era viable.  Pero a medida que pasaron las horas comencé a disfrutar de esa inolvidable sensación de estar en el mar navegando y solo sentir el ruido de las olas. Hoy, después de 3 años, esa sensación se ha convertido en algo casi adictivo. Y  la necesito transitar con frecuencia.

HOSTANDBOAT MALLORCA SUNSET

Durante esos momentos únicos, nos hemos acostumbrado a vivirlos sin necesidad de estar conectados a Internet. La conexión se hace con el ruido del agua golpeando el casco, con el olor a mar, con sentir el viento, entre nosotros porque aflora una creatividad increíble que nos invita a inventar juegos, a leer y por sobre todas las cosas a conectarse con uno mismo.

En la travesía desde Termini a Palma de Mallorca, habíamos partido  al mediodía, con poco viento, al través , por lo tanto la mayoría del tiempo anduvimos a motor.

Durante el día, hablamos mucho, dormimos siesta en tandas y con Pachi estudiamos la Unidad Educativa 3 del SEADEA que habla del sistema nervioso y del sistema osteo artro muscular. Comenzamos a despedirnos de Sicilia, que nuevamente nos encantó: la bella Taormina, las Islas  Eólicas y Cefalú.  Allí  habíamos recalado en la travesía Atenas Río que hicimos en el 2017, pero quisimos repetir. Último puerto, Termini en Sicilia , lugar para el olvido. Nuestro router que nos conecta al mundo a través de Internet, el que nos permite trabajar y hacer escuela, comenzó a recibir mala señal y en Termini dejó de funcionar.  Pero en esta ciudad no turística , sólo había un bar con wi fi que abría a las 18hs y  una colorida  feria que te vende un kilo de fruta o verdura, por 1 euro. Eso era todo.

SAIL CEFALU HOSTANDBOAT

A bordo, Pachi luego de estudiar, se enganchó leyendo chistes en el IPad acostada en el cockpit. Hubo hamburguesas con puré y tomate, mate con medialunas rellenas de chocolate y de cena pollo al champiñón con arroz al curry.

 

Pero lo más destacado del día para mí es la puesta del sol. Amo ese momento, donde puedo ver el sol redondo y naranja tiñiendo el cielo y el mar de rosa mientras escucho el ruido del agua golpeando contra el casco. Son 30 minutos de contemplación que voy a la proa y admiro a Febo. Claro, le saco mil fotos, lo filmo en cámara lenta, cámara rápida y cámara normal con la intención de compartir esta vivencia con quien no tuvo la suerte de estar allí . Ojalá pudiera transmitir  lo que se siente  en ese momento, que yo llamo momento que me abraza el alma.

Jorge me entregó  la guardia a las 2am, viento al través comenzando a tener ganas de Soplar, 12 nudos pero no estaba firme todavía. Fui muy afortunada ya que al instalarme en  el cockpit , comenzó a asomar en la popa una incipiente luna roja en cuarto creciente. Es increíble verla salir desde el mar y ver como rápidamente va subiendo y cambiando de color, roja, naranja, amarilla y como en una noche estrellada refleja su color en el agua.

Aquí es donde compiten por mi atención la estela que deja el barco con sus millones de lucecitas en el agua, la luna y su luz reflejada en el mar y un cielo abierto y estrellado con una vía láctea impresionante. Me fascina mirar el cielo en la noche a la pesca de  estrellas fugaces, un premio que te da la noche en el mar mientras hacés la guardia .

No me decido si asomar la cabeza por arriba de la chubasquera, sentir el viento cálido  en la cara con olor a mar y mirar las estrellas; o mirar en la popa la luna y el caminito de luces. Voy y vengo ya que además debo controlar viento, rumbo, y mirar el tráfico, que por suerte hoy es poco.

Se afirmó el viento, 15 nudos de través, se saca genoa, aumenta 1 nudo la velocidad, ajuste de rumbo de 5 grados ya que la vela nos orzó un poquito.

Cuando estás navegando, es muy fácil perder la noción de que día es  y a veces cuando despiertas en puerto, cuesta acordarte donde estás. Adoro esa sensación de tener que pensar en donde es que estoy amaneciendo.

Luego de 280 millas , y de sucesivos cambios de guardia llegamos al alba a Cagliari, Cerdeña.  Allí tiramos el ancla  en aguas turquesas y fondo de arena, un lujo. Fuimos al súper, bajamos a la playa y comimos unos panini, las chicas vegetariano, relleno de morón, zucchini y berenjena, EXQUISITOS. Jorge se animó al de caballo, que según él estaba muy rico.

CAGLIARI HOSTANDBOAT

La playa es hermosa. Ante todo es de arena, el agua totalmente transparente y  es muy rasa, más cercana a una pileta , ya que no hay olas. Estamos en temporada alta, época de vacaciones escolares y siendo sábado, la playa estaba abarrotada de gente, al mejor estilo Bristol de Mar del Plata, pero estar mezclada entre la gente parlando italiano y bañarse en esas aguas, me resultó una experiencia muy divertida. Es una playa muy familiar, no hay topples, pero los hombres usan esa mini zunga, a la que ya nos hemos acostumbrado a ver en Brasil.

 

No hubo tiempo de ir a la ciudad de Cagliari, nos hubiese encantado quedarnos más tiempo, volver a visitar esta hermosa ciudad pero nos apremiaba llegar a Mallorca. Adoro esta vida de nómades de mar, de navegar y conocer muchísimos lugares, gente nueva, culturas, idiomas, descubrir nuevos sabores, pero en ese momento lo único que deseaba  era llegar a Mallorca.

Zarpamos casi al mediodía. Con Pachi jugamos a la manicura, quiso que le pintara las uñas de sandía, rosa con francesita verde y puntitos negros, estudiamos fracciones decimales, dormimos siesta, vimos delfines y tortugas, tomamos mate, terminamos de ver a los Peaky Blinders en  el Ipad, leímos un poco, tomamos sol, Pachi hizo yoga en el cockpit (ella se pone un atuendo especial para hacer yoga o gimnasia en el barco ), trabajamos con las bases de datos de Hostandboat, escuchamos música, mandamos los últimos mensajes antes de perder del todo la señal  y recibimos la confirmación de los vuelos de un invitado muy especial y de lujo  que Hostandboat recibiría en Ibiza: Pablo Granados. En fin, los días nos quedaron cortos, no hubo espacio ni tiempo para aburrirse.

YOGA ON BOARD HOSTANDBOAT

Y no faltó el show de la pesca, Jorge pescó un atún rojo de aproximadamente 15 kilos. Tuvieron una ardua lucha ambos, ya que el pez casi rompe la caña, pero Jorge triunfó con fuerza, maña y paciencia. Lo esperó, le dió su tiempo, bajó la velocidad, hasta que por fin se convirtió en un plato de sashimi y otro de ceviche, al menos para el mediodía. Pachi propuso organizar la fiesta del pescado con decoración, pescado, música, karaoke, invitados, comida y bebidas. Así anotó todo en su block rosa y celeste de Make your own Magic que le regaló mi querida y  eterna amiga Paola, en nuestra última visita a Buenos Aires.

 

Al atardecer fuimos a la proa a ver el momento en que el sol baja, se convierte una naranja redonda gigante y literalmente se lo traga el mar. Nos sacamos muchas fotos los 3 y filmamos muchos videos divertidos con Pachi, le hicimos videos a Toto y ella propuso contar por qué le gusta navegar, por que le gusta la vida a bordo, y me sorprendieron sus palabras, diciendo que cuando tiene recuerdos tristes de personas que ya no están, le gusta ir a la proa al atardecer porque el sol los quema y éstos así desaparecen. Que genia Pachi! Puso en palabras, esto que yo siento desde que vivimos a bordo, de que el mar cura el alma.

Ya no tenemos nada de tierra a la vista, nos restan casi 300 millas sin posibilidad de escalas para llegar a Mallorca. Disfrutamos todos los momentos, la navegación está siendo muy placentera, buen clima , buen viento, pero lo mejor está por venir.

 

En cuanto lleguemos  a Mallorca, nos re encontraremos con Toto, hace muchos meses que no lo vemos. Demasiados. Dios nos regala este momento inesperado donde él con su joven adultez,  decidió ir en busca de nuevos rumbos, volar con sus propias alas, y ser feliz emigrando a España, tierra de sus ancestros. Vamos Toto! Se me salta el corazón del orgullo. Tu  valentía y tu coraje al lanzarte  a los 21 años solo al mundo, me generan una gran admiración por vos.  Te merecés todo lo que soñas, nunca vi un corazón tan bueno y generoso como el tuyo. Que seas muy feliz hijo!